martes, 11 de junio de 2013

Capítulo 11

Narra Amy

Llegué temprano al trabajo, solo había llegado James, que acababa de abrir el café.
-¿Aún no ha llegado Sarah?- le pregunté.
-No. Vendrá en unos minutos. Si necesitas algo estoy en mi despacho- y tras estas palabras se oyó la puerta cerrarse.
Me fui a la trastienda, donde me cambié, poniéndome solo un mantel negro que cubría desde mis caderas hasta unos centímetros encima de la rodilla.
Al salir, Sarah entraba por la puerta sofocada.
-¿Estás bien?- le pregunté mientras ella se doblaba, descansando sus manos en las rodillas.
-Sí, es que llegaba tarde.
Parecía una escusa más que la razón de ese estado de alarma. Como si le fuesen a disparar en cualquier momento. Serán paranoias mías.
Cuando las dos estuvimos listas, empezaron a entrar los primeros clientes. Entre las dos buscábamos la llave de la caja registradora pero no la encontrábamos.
-Voy a preguntarle a James
-Sí, mejor. Yo seguiré buscando por aquí- me respondió mientras yo me dirigía a su despacho.
Moví el pomo de la puerta sin ni siquiera llamar.
-Muy bien hecho- oí la voz de James.
-Lo siento, no sabía que estabas ocupado- y tras estas palabras volví a cerrar la puerta y me fui donde estaba Sarah.
-¿Qué te ha dicho?- me preguntó Sarah.
-Estaba hablando por teléfono.
-Pues no sé donde puede estar.
Entonces me acordé.
-Qué cabeza tengo- me dije a mi misma- La entré en el mantel para que no se perdiera- saqué la llave y se la entregué.
-Anda que ya te vale- dijo mientras se alejaba para atender a algunos clientes.
¡Qué bien me caía esta chica!

Narra Sarah

Me alejé de Amy para seguir con mi trabajo. Pensé que me descubriría cuando se preocupó por mi estado al llegar. Mi nerviosismo se alteró rápidamente, espero que no lo hubiera notado. Ahora he de acercarme mucho más a ellas, y dercionarme de que no corren riesgo alguno.

Narra Maggie

Desayunaba tranquila con los chicos entre risas y bromas y dejando apartada las noticias que en este momento iluminaban la televisión. Pero en un instante dirigí la vista hacia esta, justo cuando volvían a retransmitir la noticia que hace poco nos alertó a todas.
-Hace unos días, la policía detuvo a un antiguo integrante de las mafias. Se le acusa, a él y a sus compañeros que aún siguen fugitivos, de la muerte de nueve personas, todas de las familias Dankworth y Birdwistle, las cuales trabajaban para ella hasta hace una década. Se han encontrado todos los cuerpos de los familiares, excepto los cuerpos de Juliet y Noah, las hijas de la familia Birdwistle y la hija menor de la familia Dankworth, Leah. Esta mañana fue juzgado por el juez Castro y se le ha condenado a cadena perpetua.
Al parecer mi rostro alertó a los demás, puesto que las risas pararon y todos los ojos de aquella sala se fijaron en donde mi mirada estaba puesta.
-¿Como puede haber gente que haga eso?- preguntó Harry deshaciendo el silencio que reinaba en la estancia.-¿Hay gente que no tiene cabeza?¿Como pueden matar a una familia entera así sin más? Se merece la cadena perpetua que le ha caído- escupió esas palabras con algo de amargor.
-No todos se merecen eso- un hilo de voz salió de mi garganta. Esas palabras me habían hecho daño, puede que Kevin fuera de ellos pero siempre nos ayudó de corazón, hasta se plantó dejarlo y seguir con nosotras.
-¿Cómo que no?-Harry parecía alterarse demasiado-¿No hubieras querido lo mismo para él si hubiera sido tu familia a la que hubiera asesinado? Pues a mi sí.
-Tal vez ellos se lo buscaron-el odio corría por mis venas hasta ser reflejado en esas palabras.
¡Maggie, callaté!¿Qué se supone que estás haciendo? Vas a rebelarte.
-¿Cómo?- preguntaron todos casi al unísono.
Mi nerviosismo se hacía notable y no tenía excusa alguna que decir.
-Bu..bue...bueno, yo no sé, tal vez,- las palabras no salían de mi boca- ellos... ehh..
Evité el contacto con sus miradas, mientras todos esperaban mi respuesta. Miré el reloj.
-Las once- exclamé- Chicos he de irme.
Y sin dejar que me reprocharan nada, cogí mis cosas y salí de aquella casa para dirigirme a la mía.

Narra Zayn

Todos nos quedamos extrañados cuando se fue Maggie.
-Yo creo que no ha sido para ponerse así- rompió el silencio Harry.
-¿Porqué se puso tan nerviosa?Solo fue una noticia- repuso Liam.
-No sé- respondí mientras nos encaminábamos todos al salón.
-¿Vamos a dar una vuelta?-dijo Niall.
-¿A donde?- preguntó Louis.
-¿Porqué no vamos a Nando's?- propuse.
-¿Y eso? El que normalmente quiere ir es Niall no tú- dijo Liam.
-No sé, me apetece dar una vuelta y ver algo por ahí.
-O a alguien- repuso Louis moviendo las cejas.
-¿Qué?¡No!- respondí-¿Qué insinúas?
-Que probablemente quieras ir para ver a una chica de pelo rubio y ojos verdes- respondió Harry.
-¿Qué dices?¿A Amy?
-Si, el otro día en la fiesta se os veía muy pegaditos- dijo Louis.
La verdad es que ese noche fue una de las mejores. Nunca me había sentido tan bien al lado de una chica, por no decir lo guapa que era. ¿Y esa escena de celos?¿Me empezaría a gustar esa chica?
-¡Mirar si está más rojo que un tomate!- exclamó Niall.
No lo había notado, pero en esos pensamientos la sangre había subido hasta mis mejillas tornándolas en rojo.
-¡Anda, callaos ya!- gire la cara para tapar en lo posible mi rostro.
Después de aquella discusión, decidimos ir hacia allí.
No tardamos más de quince minutos en llegar, nuestro chofer nos había traído y dejado en la puerta. Y camuflados para que la gente no nos reconociera, entramos en Nando's. Estaba limpiando algunas mesas, mientras tarareaba bajito. Una sonrisa estampó mi cara al verla. Sonriente, despreocupada. Y no pude dejar de mirarla ni por un segundo.

Narra Emma

Seguía con la mirada perdida y mis manos arrancando la hierba bajo mis pies. Todo mi mundo se detuvo. Estaba sola en aquel bosque, tan solo acompañada por el canto de los pájaros y el silbido del viento al pasar entre las hojas. Los recuerdos agolpaban mi mente, rememorando momentos felices, alguna que otra riña que siempre se solucionaba. Los echaba tanto de menos, que si pudiera volver el tiempo atrás, lo pararía para volver a estar con ellos aunque solo fuera un día más. Mil lágrimas querían salir de mi ojos y la tristeza me invadía por completo. Las horas pasaban lentas admirando aquel paisaje que detallaba la naturaleza.
Me recosté en la hierba boca arriba, cerré los ojos con fuerza queriendo volver a cualquier día en los que estaba con ellos.
Flashback
Era un día en el que el sol había salido, después de tantos días escondido entre las nubes.
-Leah- llamaba una mujer a su hija desde el piso de arriba.
-Ya voy mamá.
La chica cogió su bolso y se miró por ultima vez al espejo.
Al bajar, sus hermanos jugaban entretenidos a la videoconsola y su madre la esperaba en la entrada para salir las dos juntas.
-¿Y papá?- le preguntó a los chicos.
Ellos la ignoraron, por lo que ella se acercó a ellos y arrancó de golpe el cable de la televisión, por lo que ambos chicos dirigieron sus miradas hacia ella.
-¿Qué haces?- respondió uno de ellos.
-¿Donde está papá?- volvió a preguntar.
-En el despacho- contestó el otro- Ahora vuelve a enchufar en cable que queremos seguir jugando.
La chica se apenó al oír esas palabras.
-¿No venís?- preguntó esperanzada.
-Claro, renacuaja. No pensarás que nos vamos a perder el maravilloso baile que vas a hacer. Pero iremos cuando actúes.
-Vale- una sonrisa brotó en su cara, aunque seguía triste al saber que su padre, seguramente, no se molestaría en presentarse al estudio de ballet.

-Emma, ¿eres tú?- y esas palabras pararon mis pensamientos.

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